martes, 15 de marzo de 2011

HURGANDO EN EL BAUL DE LOS RECUERDOS...

San José de Ocoa, 26 de enero de 1984, el Ayuntamiento Municipal y el pueblo ocoeño rinden homenaje al creador de la nacionalidad dominicana, Juan Pablo Duarte Díez, el más ilustre, honesto y abnegado de los dominicanos de todos los tiempos, levantando en su honor un hermoso monumento en el Parque Libertad, loable iniciativa de Víctor Martínez Pimentel, a la sazón Síndico Municipal, que aparece en la fotografía develizando un busto del Padre de la Patria, obra del laureado escultor Prats Ventós.


La mansión señorial de Don Héctor Pimentel, construida durante la Danza de los Millones, cuando los perros se amarraban con longaniza, y el café Ocoa se cotizaba en los mercados internacionales como el mejor café dominicano. Fue el escenario de un intentó de rapto que terminó con el suicidio del Dr. Mario Castaños y la muerte del Comisario Oderto Sánchez; herido de bala resultó Don Leoncio Casado, así como la hermosa Adrianita, hija de Don Héctor, prenda de la encencida pasión que obnubiló la razón del desdichado médico vegano.



Vista de la antigua calle El Comercio, hoy Luperón, en el sector denominado El Rastrillo, en San José de Ocoa, principal arteria comercial durante los años dorados de la economía ocoeña, por donde llegaban las recuas de mulos cargados de café y de esperanzas. Cuatro enormes factorías daban trabajo al pueblo entero. Hoy no existe ni siquiera los recuerdos, y parece que se acabaron los brazos que domesticaron la selva y la tenacidad que hizo parir los montes.


Ese pensador que otea confiado hacia los horizontes inciertos, es el Lic. Silvio Martínez, abogado, un hijo que satisface las espectativas, que aprendió a no doblegarse ante las vicisitudes y a mantener la calma y la confianza en Dios y en sus posibilidades, en tiempos borrascosas, aún cuando el naufragio sea inminente.
El, y la juventud dominicana, la que piensa y estudia, y la que se ha dejado atrapar en las redes del vicio por falta de oportunidades, son acreedores de gobiernos dirigidos por personas que administren la cosa pública como lo haría un buen padre con el patrimimonio familiar, no gobiernos dirigidos por ladrones y cazadores de prebendas.
Siempre en la brega, mientras el cuerpo aguante y hasta que Dios quiera. Proactivo, leal y transparente. Esas tres palabras sintetizan la calidad del servicio jurídico que oferta el Despacho Jurídico Nacional, iniciativa del Dr. Víctor Martinez Pimentel para asistir legalmente a personas necesitadas de abogados conscientes y serios. En la fotografia, Doña Nelly Quiñones Marte, en presencia de su cuñado Don Julio Silvestre, deposita su confianza en el Dr. Martinez, que le asesora en su litis en contra del Presidente de Editorama, S.A., su hermano Juan Antonio Quiñones Marte.

Y estos chicos que evidentemente la están pasando muy bien, forman parte de la tercera generación de Victor Martínez Pimentel, que sigue atento su evolución y desarrollo, convencido de que los valores se construyen con el ejemplo, los consejos a tiempo, las sanas lecturas y esas cositas pequeñas que dan sentido a la cotidianidad bien vivida, sin atropellos, con cariño, comprensión, y en ocasiones la necesaria dosis disciplinaria.

Han crecido acariciados por la ternura y protegidos por la vigilancia de padres responsables y amorosos.

Son la tercera parte de una docena de nietos aplicados al estudio y que dan muestras de ser amigos de los libros y la lectura, sin dudas la manera más efectiva de cultivar la mente y enriquecer la vida.

Por ellos, y todos los niños de su edad, vale la pena seguir insistiendo en buscar alternativas para salir del atolladero en que nos mantienen cautivos los políticos charlatanes, mentirosos, ambiciosos y simuladores.