sábado, 7 de marzo de 2015

EL RECHAZO INTERNACIONAL DE LA CARGA HAITIANA

¿Por qué EEUU, UE y otros paìses no aceptan nacionales haitianos en su territorio?
Este documento anónimo circulo en el Internet en el año 2008, haciendo referencia a los acontecimientos suscitados en los años 1993-1995, y contiene una recopilación de las distintas reacciones  de algunos países y gobernantes del área del Caribe a las propuestas de funcionarios del gobierno de los Estados Unidos, para que fueran instalados campamentos temporales de refugiados haitianos en distintos países del caribe, incluyendo de manera especial a la República Dominicana. La posición del entonces presidente Dr. Joaquín Balaguer se refiere a lo que se denomino plan éxodo para instalar campamentos haitianos en territorio dominicano.
Ocupo este espacio en Impacto Digital para ofrecer a los lectores la oportunidad de que recuerden el acoso de que fue objeto este país para obligarle a que acepte la instalación de campamentos de haitianos en la frontera. Y que el fenecido presidente Joaquín Balaguer rechazó en forma responsable. Lo que le costó que Estados Unidos y sus aláteres internos recortaran dos años de los cuatros que debió gobernar a partir del 2004.

Marina García

RASGANDO LAS TINIEBLAS DE LA HISTORIA
Los Haitianos: Rechazados por todos
Al igual que en los EU y Europa, los gobernantes y ciudadanos de países latinoamericanos y del Caribe, rechazan enérgicamente la permanencia de haitianos, niños o adultos, en sus territorios. Muchos de las decenas de miles de haitianos que abandonaban su país en los últimos años intentaban ir a Estados Unidos (EU). Otros se dirigieron a otros países de la región, como República Dominicana, Canadá y las Bahamas. Algunos han obtenido asilo, pero la mayoría ha sido devueltos a Haití, principalmente desde los EU, Canadá y las Bahamas.

Miles de haitianos estuvieron confinados en la base naval estadounidense de la bahía de Guantánamo, en Cuba; pero la casi totalidad de los mismos fueron posteriormente repatriados a Haití, desde donde en febrero 1997 se lograron “acuerdos” con el gobierno del país vecino para empezar a trasladarlos a la República Dominicana.

Muchos haitianos quisieron huir más lejos, como a Sudamérica y Europa. Sin embargo, a mediados de los años noventa, Suiza y Francia impusieron nuevos requisitos restrictivos al visado de entrada a su territorio, a fin de impedir el ingreso de africanos y caribeños. La mayoría de los miles de haitianos que se encaminaron a EU por mar tras el golpe de Estado de septiembre 1991 fueron interceptados por las patrullas de la Guardia Costera de EU antes de llegar a territorio norteamericano.

En alta mar, los haitianos solicitaron se les concediera asilo en Estados Unidos, pero todos fueron llevados a la base naval estadounidense de Guantánamo (en Cuba), donde funcionarios del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) del Departamento de Justicia de EU, los sometieron a un proceso de selección para determinar (condiciones de salud, grado de escolaridad) la posibilidad de conceder asilo a algunos de ellos.

Estos procedimientos de selección no se ajustaron a las normas internacionales, ya que carecieron de garantías esenciales, como el acceso a asesoramiento jurídico y a un recurso efectivo contra la denegación. Sin embargo, a muy pocos se les permitió llegar a EU, pero la inmensa mayoría de ellos fueron devueltos a Haití. El 24 de mayo de 1992, el presidente George Bush (padre) dictó una Orden Presidencial por la que todos los haitianos interceptados en el mar serían devueltos directamente a Haití, sin prestar consideración alguna a su solicitud de asilo en EU.

El presidente Bill Clinton, que tomó posesión de su cargo en enero de 1993, continuó esta política pese a las promesas de cambio realizadas en la campaña electoral; así, EU violó el principio reconocido internacionalmente de non-refoulement (no devolución), que se opone a la repatriación forzada, y renegó de las obligaciones contraídas en virtud del artículo 33 de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, de 1951.

Desde la oficina del encargado especial del Departamento de Estado, Lawrence Pezzullo, se afirmó que “la repatriación de los haitianos es una política de prioridad nacional y ni la ONU ni ninguna otra organización nacional o internacional tiene que inmiscuirse en esa decisión porque los EU, como país soberano que es, está  ejerciendo los derechos que le corresponden con esas repatriaciones”.
En mayo de 1994, en parte como resultado de las continuas críticas nacionales e internacionales a la política norteamericana de repatriación forzada, el presidente Bill Clinton anunció que los solicitantes de asilo haitianos interceptados en el mar por la Guardia Costera estadounidense ya no serían devueltos sumaria y directamente a Haití, sino que se les permitiría presentar su solicitud de asilo a bordo de navíos estadounidenses, para posteriormente intentar establecerlos en algunos de los otros países de la región,“pero no en territorio norteamericano”.

A principios de julio 1994, el gobierno estadounidense anunció que se ofrecería a los haitianos interceptados en el mar la opción de ser llevados a “otro país” de la región o ser devueltos a Haití. Ya no se les ofrecería la oportunidad de una audiencia para presentar su solicitud de ser asilados en los EU. Las ONGs defensoras de los derechos humanos radicadas en los EEUU y en la Unión Europea, así como también los congresistas negros del “Black Caucus”, artistas y líderes del Movimiento Negro en EU calificaron de racista esa nueva medida política del presidente Clinton.

Sin embargo, la Suprema Corte de EU falló que el Presidente Clinton tenía pleno derecho a repatriar a todos los extranjeros indocumentados y que “los haitianos podían ser y continuarían siendo repatriados si así lo decidía el Presidente”. El gobierno de EU procedió entonces a negociar con los gobiernos de los países latinoamericanos y del Caribe para que aceptaran dar asilo a los haitianos, pero los gobernantes de dichos países rechazaron indignados esa posibilidad. Ninguno de ellos accedió a los deseos de EU, ni siquiera en principio.


Reacciones de algunos países y gobernantes del área del Caribe a las propuestas de funcionarios del gobierno de los Estados Unidos para que concedieran asilo temporal a los haitianos que en embarcaciones abandonaban su país, hacia los Estados Unidos.

Venezuela : Presidente Rafael Caldera, (1994, durante su segundo período presidencial) “nos produce mucha pena la deplorable situación de los haitianos, siempre los hemos ayudado y estamos en disposición de ofrecer cualquier tipo de ayuda humanitaria, pero acceder a brindarles asilo en nuestro país, es muy diferente. Esa descabellada propuesta es imposible de aceptar, los venezolanos no me lo perdonarían nunca, sería incapaz de traicionar la confianza que por segunda ocasión han depositado en mí”.

Costa Rica: Presidente José María Figueres (Noviembre 1994) “… la lamentable pobreza del pueblo haitiano es parte de las causas que motivan esas emigraciones, pero no podemos aceptarlos como refugiados en Costa Rica. Nosotros también tenemos nuestros  problemas con indocumentados nicaragüenses, pero estamos trabajando para solucionarlos y lo estamos logrando. No me parece que ningún país de América Latina esté en condiciones de hacerse cargo del enorme problema que representan los emigrantes haitianos”.

Cuba: Fidel Castro R. (1993) “… en frágiles e improvisadas embarcaciones han arribado a nuestras playas 460 haitianos en muy malas condiciones, enfermos, hambrientos y vistiendo harapos. Están siendo atendidos en nuestros hospitales, en donde se les están administrando los medicamentos necesarios, buena alimentación y nuevas vestimentas. Una vez que sus condiciones generales retornen a la normalidad, todos serán reembarcados en sus reacondicionados botes y remolcados por lanchas de nuestra marina, hasta las proximidades de las costas de Haití”.

Colombia: Presidente Ernesto Samper (Diciembre 1994) “inaceptable… absolutamente inaceptable. Colombia rechaza categóricamente la posibilidad de permitir emplazar campamentos temporales de refugiados haitianos en nuestro suelo. Absolutamente inaceptable… absurda propuesta”

República Dominicana: Presidente Joaquín Balaguer (Febrero 1994) “ funcionarios del gobierno norteamericano y Organismos Internacionales han insistido en que la República Dominicana conceda refugio a los haitianos que están abandonando su país en embarcaciones hacia los Estados Unidos y algunos otros destinos; asimismo esos funcionarios me reiteraron el compromiso del gobierno norteamericano de responsabilizarse, por completo, de todos los gastos que conllevaría la construcción de las instalaciones que servirían de  campamentos, en territorio dominicano, a los refugiados haitiano. Asegurando además que proveerían toda alimentación y medicamentos que sean necesarios en los mismos.

A cambio prometen interceder favorablemente ante bancos y otros organismos extranjeros para la concesión de préstamos a nuestro gobierno, para que podamos continuar con nuestra política de construcciones. No faltaron tampoco las promesas y el ofrecimiento de reconocimientos y honores a mi persona por renombradas instituciones extranjeras.

Mi respuesta fue que ya que ellos se comprometían a asumir todos los gastos que acarrearían las construcciones y mantenimiento de dichos campamentos en nuestro país, entonces lo adecuado era que los hicieran al otro lado de nuestra frontera, en el mismo Haitípero ¡no de este lado de la frontera!, ¡no en suelo dominicano!

Agradecí el ofrecimiento de los préstamos, informándoles que nuestro gobierno continuaría la política de construcciones en la medida que nuestros ahorros internos lo permitieran; aclarándoles además que yo no necesito honores ni reconocimientos extranjeros, mucho menos a tan alto costo para nuestra nación. Como presidente dominicano”.

“¡Sería para mí un auténtico despropósito aceptar el asentamiento de haitianos en tierras dominicana!, ¡un desconocimiento… una negación y una ofensa a la memoria de tantos y tantas dominicanos que todo lo sacrificaron por la patria, por esta  patria de Duarte, de Sánchez y Mella!”.

Honduras: Presidente Carlos Roberto Reina (marzo 1995) “por humanitarismo transigimos a la pertinaz petición de diferentes representantes del gobierno norteamericano y de la OEA, para el emplazamiento circunstancial y temporal, durante sólo 6 meses, de campamentos en territorio hondureño para refugiados haitianos. Cinco meses han transcurrido de la prescripción del plazo acordado en que los refugiados debían ser retornados a su país de origen o a cualquier otra localidad fuera del territorio hondureño. Hemos insistido en nuestros requerimientos, no obstante resulta verdaderamente vergonzoso, ultrajante y deshonesto el comportamiento de la OEA y del gobierno norteamericano en cumplir con lo estipulado. Evaden cumplir con su compromiso.

Toda mi vida la he dedicado a defender los derechos de los hondureños, quiero cambiarle a la Patria su rostro avergonzado y desde este momento estoy  impartiendo las directrices encaminadas a la clausura inmediata de los campamentos y el embarque de todos sus ocupantes a su país de origen, Haití. Honduras es pobre, pero callarme o resignarme, por subordinación, reverencia o vasallaje, sería mezquino y bochornoso. Jamás permitiría ni permitiré la perpetuación de tan anómala y perjudicial situación en detrimento de nuestro país y de los hondureños. Como su Presidente, tengo la obligación y el deber de gobernar para mejorar las condiciones de Honduras y de  todos los hondureños, no para empeorarlas…”

Panamá: En 1993 el Presidente Guillermo Endara, secretamente accedió a la petición del gobierno norteamericano de conceder asilo a 10,000 (diez mil) refugiados haitianos, en una de las pequeñas islas adyacentes y pertenecientes a Panamá. Algunas semanas después, cuando la concesión del Presidente se hizo de conocimiento público, el pueblo panameño reaccionó encolerizado. Hubo múltiples marchas de protesta, los medios de comunicación desaprobaron y desataron campañas contra esa decisión, los intelectuales la calificaron de inaceptable, vergonzosa y deshonrosa indulgencia presidencial, las movilizaciones estudiantiles se hicieron cada vez más violentas, hasta que finalmente, la Asamblea Nacional hubo de desautorizar la concesión presidencial. El presidente Endara se vio en la obligación de rectificar a su complacencia, y así lo comunicó a los EU y a la OEA. Panamá tampoco aceptó haitianos en ninguno de sus territorios.

Comunidad del Caribe (CARICOM): Belice, Jamaica*, Guyana, San Kitts y Nevis, Surinam, Trinidad y Tobago, rechazaron todos enérgicamente la propuesta del gobierno norteamericano de recibir haitianos en sus territorios.
* aceptó sólo a seiscientos (600) refugiados haitianos.

viernes, 6 de marzo de 2015

EL MITO HAITIANO


OPINION: Doscientos años mintiendo
Por MANUEL NÚÑEZ
EL AUTOR es historiógrafo, poeta y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.
Durante dos centurias, los haitianos se han acostumbrado a vivir con la mentira. Han creído todas las supercherías elaboradas por sus historiógrafos: desde considerarse descendientes directos del indigenismo hasta añadirle a su historia episodios que no le corresponden (Nau: 1894).Falsos recuerdos, invenciones, falacias. Con esas montañas de falsificaciones han levantado un ideario totalmente desconectado de la verdad histórica; fundado en la necesidad que tienen algunos de favorecer la dictadura del débil; de disminuir la crueldad de los miserables y, en los casos peores, de enmascarar completamente la realidad. (Roy-Fombrun:1981).
1. La primera mentira que se ha divulgado entre sus historiógrafos es que la historia de Haití comienza con la llegada de Cristóbal Colón el 6 de diciembre de 1492.En todos los manuales que se enseñan en ese país, incluido los que han escrito los intelectuales como Jean Price Mars (1874-1969) han repetido este cuento. En realidad, Haití fue creado como consecuencia del desplome de la colonia francesa de Saint Domingue (1697-1804). Sobre las ruinas de la colonia francesa se levantó el Imperio de Haití. El indigenismo haitiano que se adjudica porciones de la colonización española que pertenecen exclusivamente a la historia dominicana, es una suplantación fraudulenta, una extravagancia sin base documental. ( Price Mars:1953)
2. Otro embuste difundido al nivel internacional, es que Toussaint Louverture es el gran héroe libertador de la raza negra en Haití. Es una tesis desconectada de los hechos históricos. En primer lugar, Louverture no eliminó el sistema de plantación y de trabajos forzados de los antiguos esclavos de Saint Domingue. En segundo lugar, el Fatras Baton como se le conocía permaneció diez años en el poder en la colonia francesa (1792-1802) y en todo ese tiempo se negó permanentemente a proclamar la Independencia. La correspondencia entre el gobernador español Joaquín García y Toussaint Louverture dan cuenta menuda de la intención de hacer una acuerdo con los españoles para traspasarle plenamente el control de la colonia a España (Deive: 2000). En la correspondencia entre Louverture y Napoleón Bonaparte muestran que este siempre se consideró a sí mismo como un soldado de Francia, tras el alzamiento de esclavos del 22 de agosto de 1791 en las haciendas de Turpin y Lagoscette. A mí que no me cuenten paparruchas ¿Dónde diablos está ese ideario de libertador ejemplar, digno de ser imitado en el resto del continente? Si esto no es mitomanía, fabulación fácilmente refutables, ¿qué es, entonces, la mitomanía?
3. La ocupación de 1822 les otorgó a los dominicanos derechos que no tenían. No tuvo la abolición de la esclavitud en Santo Domingo hecha por Toussaint Louverture las repercusiones que se le atribuyen. Primero, existía en Santo Domingo un régimen de manumisión de los esclavos, estos compraban su libertad, y la mayoría de la población negra ya no era esclava. Segundo, sistema de plantación que tenía primacía en Saint Domingue era mucho más rígido que el sistema de producción predominante en Santo Domingo que era el hato ganadero. Los libertadores haitianos implantaron el sistema de trabajos forzados o la corvée que provocó rebeliones llamadas jacqueries. Los haitianos suprimieron nuestra independencia y nos obligaron a pagar la de ellos. Para solventar la deuda que Boyer contrajo con Charles X, Rey de Francia, hubo que desmontar grandes cantidades de bosques dominicanos de la porción sur de nuestro territorio
( Ardouin: 2005)Privaron de todos los derechos a la población blanca dominicana, que regresó al país tras los primeros años de la ocupación y fueron tratados como extranjeros. Les confiscaron las tierras a los dominicanos, traspasándola a la élite de su ejército; prohibieron la lengua española en las comunicaciones oficiales con la autoridad; cerraron todas las escuelas de Santo Domingo, incluyendo la Universidad ( Brutus:1948) ; importaron población extranjera, para hacer predominar a la población negra. Nos aplicaron el mismo despotismo brutal, plagado de presidentes vitalicios, reyezuelos y emperadores que emplearon en su territorio. Nos trataron peor que un pueblo conquistado.
4. Haití venció a las tropas del Imperio de Napoleón. En absoluto. Las tropas de Napoleón al mando de Víctor Emmanuel Leclerc fueron vencidas por tres factores fundamentales. 1. El bloqueo naval de los ingleses impidió que las tropas que debían abastecer a los franceses penetraran en la isla de Santo Domingo. 2. La fiebre amarilla eliminó a unos 28.000soldados franceses de los 35.000 que eran el total de las tropas. Todo el Estado Mayor falleció a consecuencia de la fiebre amarilla, incluyendo al propio Leclerc que murió en la isla de La Tortuga; la expedición quedó acéfala, sin mando. 3. Los batallones de los soldados polacos, llegados con las tropas napoleónicas, se rebelaron contra Francia y obraron a favor de los esclavos. 4. La mala conducción llevada a término por los sub oficiales y la intervención directa de tropas inglesas en beneficio de los esclavos provocó la capitulación de los franceses y la proclamación de la Independencia el 1 de enero de 1804 en Vertieres ( Guanahibes).
5. Haití expulso a los franceses de la isla de Santo Domingo. Los haitianos no vencieron a las tropas francesas. Porque Francia continuó gobernando la porción española de isla, apoyada en el Tratado de Basilea de 1795, mediante el cual Manuel Godoy, Duque de Alcudia y Príncipe de la Paz, cedió la porción española de la isla a trueque de las provincias vascongadas ocupadas entonces por las tropas napoleónicas. El Gobernador de Santo Domingo era Louis Ferrand. La Era de Francia en Santo Domingo (1802-1809) concluye con la batalla de Palo Hincado y la derrota de los franceses. De manera que son los dominicanos al mando de Sánchez Ramírez, quienes lograron expulsar a los franceses de la isla de Santo Domingo. Esto es una demostración de que no es verdad de que Haití venciera al glorioso ejército napoleónica, tal como aparece en la propaganda que ellos mismos divulgan. Ese, señores mitómanos, es un logró del caudillo dominicano Juan Sánchez Ramírez. Como se ve, se les inventa un pasado glorioso, a esas masas ignorantes, para consolarlas de su vida fracasada y miserable.
6. La leyenda pregonada hasta en los folletos turísticos nos dice que Haití ha realizado una epopeya de la libertad. Rotundamente falso. El régimen implantado por la revolución haitiana , el imperio de Haití, no tenía las credenciales de una sociedad de derechos.
Implantaron el sistema de los trabajos forzados. La población se hallaba obligada a trabajar para mantener a los soldados del régimen. Era, pues, un régimen militar. Una estratocracia.
Instauraron un régimen de exclusivismo racial. El artículo 12 de la Constitución le veda la nacionalidad y la propiedad a las personas blancas. Esta circunstancia que suponen el racismo anti blanco se mantuvieron vigentes hasta la ocupación de Estados Unidos (1915-1934). La reforma constitucional de 1920,realizada por las tropas de ocupación permitieron por vez primera durante la existencia del Estado haitiano, el derecho de propiedad a las personas de raza blanca.
Ninguna de las formas políticas creadas por los haitianos supusieron la libertad para su pueblo. Ni el imperio de Jacques 1 ( J. J. Dessalines) (1804-1806), ni la Monarquía de Henri Christophe (1806-1820), ni la presidencia vitalicia de Alexandre Sabes, alias Petion (1806-1818) y de Jean Jacques Boyer (1818-1843), ni el Imperio de Faustin Soulouque (1847-1859).
Sus creaciones políticas no tuvieron repercusiones en un ninguna parte del mundo. Sólo los dominicanos padecimos las consecuencias fatales de esa circunstancia especialísima. Ni en términos jurídicos, ni en sistema política ni socialmente significó un progreso, el régimen nacido de la Independencia de Haití. Jean Jacques Dessalines, el fundador del Estado, se hizo coronar emperador. Estableció un régimen despótico y brutal, al punto que los propios súbditos del régimen, le tendieron una emboscada en Pont Rouge y lo asesinaron en 1806. Su cuerpo fue masacrado. Una loca llamada Defilee, recogió su cabeza y la llevó a una tumba conocida. Con palabras muy escuetas se nos echa de ver el carácter de Dessalines. He aquí una cita de Madiou:
“Hay mucha crueldad en lo que estamos haciendo –decía-. Es necesario, sin embargo, para que se afiance nuestra independencia. Quiero que el crimen sea nacional, que cada uno empape su mano en sangre, que los débiles y los moderados, a quienes brindamos a pesar suyo la felicidad, no puedan decir un día: No hemos participado en esas fechorías, es Dessalines, Jean Jacques, el bandido, el verdadero responsable. ¡Qué me importa el juicio de la posteridad sobre semejante medida que la política hace necesaria si salvo a mi país” ( Madiou: 1985)
El Rey Henri Christophe, el más extraordinario de sus gobernantes, construyó a 900 metros de altura, la ciudadela La Ferriere, el esfuerzo costó más de 18.000 muertos. El Rey restableció la esclavitud ; con la barbarie del trabajo esclavo logró progresos notables en su economía. Ninguno de sus prohombres, sedientos de sangre, puede servir de ejemplo moral.
7. la República Dominicana no fue un desprendimiento de la unidad nacional de Haití
Toda la isla de Santo Domingo perteneció cabalmente a la Corona de España desde 1492 hasta 1697, cuando tras el Tratado de Ryswick nace la colonia francesa deSaint Domingue. Lo que posteriormente se llamará Haití es un fenómeno que comienza a formarse strictu sensu en los albores del siglo XVIII. A comienzos de 1700, según el Censo de Marina de Francia, había en Saint Domingue 13.000 habitantes. No olvidemos que el asentamiento francés de la isla La Tortuga, surgido tras las paces de Nimega (1678) y de Ratisbona (1684) fue cabalmente destruido en la Batalla Real de la Limonade, el 21 de enero de 1691. Por lo tanto, el asentamiento de 1697, de resultas del Tratado firmado en el Castillo de Ryswick entre el Rey Louis XIV y su nieto Felipe IV,tenía ya un carácter oficial y a partir de este Francia tomaba las riendas en su nueva colonia con un proyecto netamente colonial. Siendo Haití, heredera de Saint Domingue, un fenómeno del siglo XVIII, no hay argumentos documentales que puedan demostrar que los dominicanos constituíamos una unidad nacional con Haití. Es más: cuando comienzan a fraguarse los perfiles de la colonia de Saint Domingue, ya se había producido la homogeneización lingüística y religiosa entre los dominicanos, teníamos todas las primacías: ciudades, ayuntamientos, catedrales, universidades, sistemas de enseñanzas; teníamos el dominio total de la isla. Todas esas circunstancias fueron trastocadas por el Tratado de Ryswick, y esas realidades historiográficas, echan por tierra la tesis de que hayamos destruido, con el movimiento de nuestra independencia, la unidad nacional de Haití.
La ocupación haitiana de Santo Domingo de 1822 fue un acto de opresión contra el pueblo dominicano, que concluyó con la redención de 1844.
Estamos ante una sociedad que se cree una cosa que no es. El nombre de Haití, designación extraída de los cronistas españoles del siglo XVI, permaneció durante tres siglos en las Crónicas de Las Casas, y se emplea por vez primera a comienzos del siglo XIX, en 1804. Los haitianos lo emplean para atribuirse una antigüedad que no tenían. No tenían pasado indígena ni le corresponden la historia del XVI y XVII en esta isla. En sus mentes delirantes se creyeron herederos del mundo indígena; confundieron sus gobiernos horrorosos con la libertad; tomaron a sus verdugos, sedientos de sangre, por redentores. Entraron al teatro del mundo como una sociedad de mitómanos. Y como dijo Martí :
Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir con ella, por eso nos parece que se hunde el mundo cuando oímos la verdad. Como si no valiera la pena que el mundo se hundiera antes que vivir en la mentira".
REFERENCIAS
1.Emile Nau : Histoires des caciques d´Haïti, Port au Prince, 1894
2.Odette Roy-Fombrun : Histoire d´Haiti, Port au Prince, Actions Sociales, 1981.
3.Jean Price Mars : Dominicaine, Port au Prince, 1953 t. 1)
4.Carlos Esteban Deive : , Sto. Dgo, 2000 ( Véase, además carta de Jean Biassou pág.448)
5.Beaubrun Ardouin: Etudes sur l´histoire d´Haiti, Port au Prince, 2005.
6.Edner Brutus : L´instruction publique en Haiti, Port au Prince, 1948
7.Pamphile Lacroix : La Revolution d´Haiti, Paris, Karthala, 1995.
8.Thomas Madiou : Histoire d´Haiti 1801-1804 , Port au Prince, 1985